Enfrentarte a una oposición requiere una preparación intensa y de alto rendimiento, casi diría como la de los deportistas de élite. Y para poder enfrentarla debemos conocer muy bien las herramientas que tenemos a nuestra disposición para convertirnos en opositores comprometidos. Las técnicas son muy básicas pero permiten un cambio y un perfeccionamiento para convertirlas en nuestras mejores armas.
Saca papel y lápiz, que se aproxima un buen post
¿Por qué un opositor necesita técnicas de estudio? Te diría que es porque necesita cubrir un temario muy amplio en el menor tiempo posible y con la máxima eficacia. Estas técnicas no harás más que darte la oportunidad de llegar a la meta con tus objetivos establecidos y claros: aprender más en menos tiempo.
¿Cómo puede un opositor perfeccionar estas técnicas y hacerlas personales? Llevándolas a su terreno, viendo las que le sirven y las que no, las que le permiten ahorrar en esfuerzo y ser más eficiente. Este paso no conlleva perder parte de ese apreciado y escaso tiempo del que disponemos, porque a lo largo de nuestra vida hemos puesto en práctica más de una de estas técnicas sin darnos cuenta. Desde que estamos en la primaria hasta nuestra etapa de universitarios hemos comprobado cómo nos funcionan unas y otras no, así que ponerlas en práctica será sencillo.
¿Puede un opositor mejorar su rendimiento si es la primera vez que oposita? Claro que sí, hay personas que, aún no siendo muy inteligentes, sacan su oposición a la primera. Esto se consigue con constancia y esfuerzo, con el poder de trabajar todos los días enfocados en nuestro sueño.
Estas técnicas están constatadas por personas expertas en aprendizaje
Como dice James Clear en su libro Hábitos Atómicos, nuestro cerebro funciona a base de recompensas, de tal forma que para crear un nuevo hábito, como por ejemplo el de estudiar muchas horas al día, requiere de un cambio de conducta que debemos forzar hasta que ese proceso salga de manera natural. Para ello, debemos «engañar» a nuestro cerebro y decirle que: «si haces esto te recompensaré con esto otro». La incorporación de hábitos nuevos están desencadenados por una necesidad que debemos o queremos satisfacer y esa necesidad necesita ser cubierta por un beneficio, así que el autor propone una serie de etapas que conforman un ciclo de retroalimentación. En nuestro cerebro se enciende un piloto rojo de necesidad, una señal que desencadena un deseo por satisfacer esa señal, ese deseo conlleva la búsqueda de una respuesta y cuando esa respuesta es satisfecha, obtenemos nuestra recompensa. Éstas serían las 4 etapas de los hábitos.
Te pondré un ejemplo…un día te levantas por la mañana y decides que quieres opositar (no es así tan sencillo, porque esa decisión está normalmente tomada después de meditarlo mucho y hablarlo con tu entorno…pero para que se entienda mejor hay que simplificar). Se encienden en ti todas las alarmas para satisfacer esa nueva necesidad que te ha surgido. De momento buscas con anhelo cómo puedes crear ese hábito de estudio que necesitas para alcanzar la plaza y comienzan a generarse respuestas que te llevan por el camino hacia tu meta. Una de esas respuestas es la de establecer técnicas de estudio que te hagan ser eficiente y, una vez que ves tu nombre publicado en el BOE estallas de felicidad porque esa es tu recompensa. Pero todo ese proceso requiere mucho esfuerzo y dedicación, motivación y buenas herramientas para llegar hasta el final. Ármate de mucho valor, que las oposiciones son, como dice una amiga, la Dragon Khan de Portaventura.
Descubre, aplica y modifica según tus necesidades
Estas técnicas de las que te quiero hablar no son leyes universales, es decir, podrás cambiarlas o combinarlas según tus necesidades, se trata de buscar aquellas que mejor te convengan y aplicarlas a tu manera de estudiar.
- Lectura activa. Esto es muy obvio pero es que se nos pasa por alto la mayoría de las veces y con las prisas de ir al grano para resumir y esquematizar, no hacemos una lectura completa y comprensiva de todo el texto. El temario de las oposiciones es muy extenso, así que no es necesario leerlo todo del tirón. Se puede dividir en bloques y después en temas más cortos, de manera que dividiendo algo extenso podremos abarcarlo mejor. De ahí viene la frase de «divide y vencerás«. En una lectura activa se trabajan varias cosas, la concentración y la comprensión, dos de las herramientas más importantes para el inicio de la memorización. ¿Y por qué? Porque durante la lectura estamos ya tomando la idea principal del texto y estamos descartando la información que no es importante, diferenciándola de la que sí lo es. Esto nos facilita mucho la siguiente técnica.
- Subrayado de lo importante. Esto sí lo solemos hacer pero quizás sin saber si lo estamos haciendo bien o mal. Se trata de resaltar solo lo que ya hemos visto que es importante: la idea principal, las palabras clave, las definiciones, las leyes y sus artículos, los autores…y, ¡ojo!, no menos importante es el uso de un código de colores para hacer toda la información destacada mucho más visual. Te dejo aquí un post donde hablo sobre el uso de un código de colores.
- Resúmenes y esquemas. Después de las dos técnicas anteriores debemos ser capaces de plasmar en una sola hoja todo aquello que hemos discernido del texto original subrayado. Los resúmenes y esquemas sólo deben contener los conceptos clave, unidos con llaves y flechas, con dibujos y tablas que apoyen la idea principal del texto.
- Mapas mentales. Elaborar mapas mentales ya es un nivel superior de capacidad de síntesis, ya que consiste en enlazar unas ideas con otras de manera que se establezca un mapa donde todo concepto está relacionado con otro. Es una forma más global para visualizar dónde están enmarcadas las ideas más relevantes de nuestros apuntes.
- Tiempo de estudio. No es cierto del todo eso de que cuanto más tiempo estudies mejor te lo sabrás porque de nada sirve sentarte a estudiar si no estás enfocado, si tu mente se dispersa cada vez que levantas la vista de los apuntes. Métodos para concentrarse hay muchos, pero el que se lleva la palma es el Mindfullness. Consiste en ser consciente del aquí y el ahora, es un nivel superior de concentración en el que tu mente está totalmente embebida en la tarea que está realizando. Esto no se consigue de la noche a la mañana, se logra a partir de practicarlo constantemente, tanto en los estudios como en otras áreas de la vida, como en el ejercicio físico o como conducir el coche. El tiempo de estudio debe ser entonces de calidad más que de cantidad. Será posible en un momento dado y con el entrenamiento de nuestro estado de concentración el lograr memorizar lo mismo cada vez en menos tiempo. Una forma bastante buena de soltar pensamientos que nos puedan distraer, como por ejemplo, lo que vamos a hacer mañana o inmediatamente después de la sesión de estudio, es apuntarlo todo en una lista. Este truco hace que liberemos nuestra mente de otros asuntos que tenemos pendientes y así conseguimos incrementar el focus. En otro post te hablaré del Time Blocking y otras técnicas de planificación del tiempo de estudio.
- Notas adicionales. Aunque no soy muy partidaria de ampliar un temario que ya de por si es amplísimo, sí que me gusta de vez en cuando tomar algunas notas al margen de los apuntes. A veces nos pasa que necesitamos la aclaración de un concepto o una idea que no terminamos de entender. En ese momento aparece la ocasión perfecta para agarrar un post-it y añadir una breve anotación que nos ayude a comprender mejor lo que viene en el texto principal. No se trata de un resumen, simplemente de una frase de pocas palabras que apoye una explicación mayor.
- Sistemas de vueltas y arrastre. Los repasos son super importantes para no olvidar lo ya estudiado. Existen un par de sistemas que te ayudarán a la hora de establecer los repasos. El sistema de vueltas consiste en estudiar los temas siguiendo un orden, del primero al último, dando así una primera vuelta. En la segunda y sucesivas vueltas emplearás menos tiempo de estudio que en la primera, pues la información bruta que viste la primera vez ya está trabajada y te será más fácil recordar aquella información que ya has estudiado con anterioridad. El sistema de arrastre también sigue un orden pero con pequeñas diferencias. En este método, empiezas estudiando solo una cantidad determinada de temas y al día siguiente, repasas los temas del día anterior y estudias otra cantidad de temas nuevos. El orden que puedes seguir en este sistema es ordinal, del primero al último, o empezar por ejemplo por los más difíciles y acabar con los más fáciles. Ten en cuenta que un buen sistema de estudio debe incluir siempre los repasos.
- Cuaderno con el contenido más dificultoso. Se ha puesto muy de moda entre los opositores tener el apoyo de una libreta de memoria o de contenido dificultoso. La idea es brillante. Se trata de llevar siempre contigo un cuaderno de tamaño mediano donde apuntar toda aquella información que te cueste más interiorizar, de tal forma que puedas echarle un vistazo todos los días y releer una y otra vez esas ideas clave que tanto te cuesta recordar. Sirve para leyes, plazos, conceptos más abstractos y complicados,
- Simulacros de examen. Entrenar cómo va a ser tu examen de oposición es uno de los puntos más fuertes de tu preparación. Se trata de recrear las condiciones del examen exactamente igual que si lo estuvieras haciendo en tiempo real. Debes practicar con el mismo tipo de examen: si son tipo test, pues haz tipo test; que son de desarrollo, pues practica los de desarrollo. Pero quiero dar un paso más. Te recomiendo que hasta simules el día de la semana y la hora a la que suele ser el examen real, porque cambia la situación a si lo hacemos un sábado o un miércoles, por la mañana o por la tarde (influyen muchos factores en esto, como la fatiga, la cantidad de luz natural, nuestro estado de ánimo…).
- Los descansos. También forman parte de una buena técnica de estudio. Son estrictamente necesarios, el cerebro necesita madurar y consolidar los conocimientos a través del sueño. y no solo me refiero a los descansos nocturnos, ya sabéis que hay que dormir como mínimo 8 horas para poder rendir bien y a tope, me refiero además los descansos entre sesiones de estudio. No quiero hablarte de métodos como el Pomodoro porque entiendo que en las oposiciones, hacer sesiones de 25 minutos de estudio con 5 minutos de descanso es ridículo. Tenemos un nivel en el que parar en 25 minutos podría echar por tierra nuestro nivel de concentración justo cuando estamos plenamente enfocados en nuestros apuntes. Podríamos adaptar quizás el método a nuestras propias necesidades y programar la alarma para sesiones más prolongadas, es decir, hacer descansos cada hora y media o dos horas, sobre todo para caminar un poco, comer algo, beber agua o ir al baño.
Espero que os haya gustado este post, incluso que os haya sido útil y que sobre todo, pongáis en práctica todos aquellos recursos que os motiven y os ayuden en las interminables horas de estudio. Un beso soñador, opomelillo 🙂